¡La mala hierba resulta que es buena!

La vida tiene estas cosas, nunca deja de sorprenderte; este es el caso de esta mala hierba que crece espontánea allí donde le apetece animada por apenas unas gotas de lluvia. Supuestamente inservible al ser humano o a los animales, ha crecido naturalizada las Islas Canarias y también en muchas otras partes del mundo, como planta invasora, molesta para los cultivos tradicionales. De forma anecdótica alcanzó a merecer la atención de éste que escribe en la publicación del libro “Más de 100 Plantas Medicinales” (Cruz S. Jorge, 2007). Esta rastrera y humilde hierba durante la última década a través estudios científicos y clínicos ha mostrado propiedades más que sorprendentes en su conjunto: su contenido en polisacáridos, flavonoides, antioxidantes, ácidos grasos omega3, etc. etc., la proponen como planta medicinal, como alimento o suplemento dietético, para el consumo humano por su probable capacidad terapéutica como: neuroprotectora, hipolipidémica, antidiabética, antiinflamatoria, hepatoprotectora, antimicrobiana,….

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