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- CONDICIONES PARA UNA PAREJA SANA -

Domingo 12 de Junio de 2016. PUBLICADO POR Sergio Soto Medina

Estas reflexiones suponen un extracto y una adaptación personal de las condiciones que Rogers creía necesarias para una relación de pareja “viva”.

En su libro “el matrimonio y sus alternativas” el psicólogo norteamericano nos habla de cuatro constantes para la permanencia y el enriquecimiento de la pareja.

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 1. Dedicación y entrega: una de las variables más importantes a tener en cuenta durante la vida de una pareja es la dedicación. Yo lo veo como un compromiso por intentar evolucionar y cambiar juntos, pero respetando la individualidad de cada miembro. El compromiso es individual y por la satisfacción propia pero la tarea es conjunta, de modo que si sólo un miembro cuida la relación o únicamente se mira la propia satisfacción, la pareja sana terminará por destruirse.Una pregunta que podríamos hacernos para valorar si esta condición se cumple en nuestro caso podría ser: ¿siento que tengo suficiente dedicación y entrega a mi relación de pareja? No sólo estaríamos hablando del tiempo dedicado sino también de la calidad del tiempo. 

 

2. La capacidad de comunicación del mundo interno. Este aspecto supone asumir un riesgo personal, el de exponer la propia intimidad. Estoy hablando de comunicar experiencias íntimas como; deseos, sentimientos y necesidades, de mostrar la propia debilidad o vulnerabilidad a la pareja. Por supuesto, existe el miedo a no ser escuchado, a ser rechazado o incomprendido y hay que tener en cuenta que este miedo puede estar detrás de la falta de intimidad en la pareja. A veces no resulta fácil reconocer el propio mundo interno, pero es la intención de apertura lo que va a facilitar entrar en contacto con la experiencia real propia. La pregunta que podríamos hacernos para valorar si esta condición se cumple en nuestro caso podría ser: ¿soy capaz de compartir mis verdaderos sentimientos con mi pareja, aunque me duelan o le duelan a él o ella?

3. Convertirse en un yo separado. Es muy importante que cada miembro de la pareja evolucione o progrese en su propia línea, hacia su propio yo. Jung llamaba a este proceso “individuación” y viene a ser lo contrario de “fusión” o “indiferenciación”. Si estás tan identificado con tu pareja que no te ves como individuo sin ella, algo va mal. A este respecto me gustaría señalar el daño que ha hecho la idea de la “media naranja” como elemento sin el cual uno no está completo. Yo creo que la pareja se enriquece cuando cada uno se define como más individuo y luego comparte con el otro, llegando a diferenciarse claramente el uno del otro y la pareja como nexo de unión. Una pregunta que podríamos hacernos para valorar si esta condición se cumple en nuestro caso podría ser:¿Me he respetado a mí mismo y respetado mis elecciones, valores y mi camino frente a mi pareja?

4. Disolución de roles. Este afán por comunicar puede significar a veces ir en contra de los roles o las expectativas sociales. Aquello que nuestros padres o amigos esperan de nosotros, lo que la sociedad nos “aconseja” hacer si no queremos ser rechazados puede ir en contra del proceso particular, cambiante y vivo que supone una pareja. Corremos el riesgo de que la pareja se vuelva algo estático y rígido. Creo indispensable agudizar el oído para discernir entre elecciones propias realizadas desde uno mismo y las realizadas por condicionamientos sociales o familiares. Después de todo, quizá podamos ser las personas que realmente somos, sin máscaras, estereotipos o complejos, quizá podamos entregarnos a la complejidad de nuestros sentimientos y darlos a conocer a la otra persona, para gozar de la libertad de la entrega. Una pregunta que podríamos hacernos para valorar si esta condición se cumple en nuestro caso podría ser: ¿he actuado relativamente libre de expectativas y de roles sociales, culturales y familiares?

Autor: Sergio Soto Medina

Psicólogo col. nº 1593